Graves disturbios en centros penales, asesinatos y
fugas se han presentado en los últimos años en todos los países del Istmo. Solo
en Honduras se registraron 425 asesinatos en las cárceles.
Se presentan, en forma sistemática, graves violaciones a los derechos de las personas privadas de libertad, existe retardo en la administración de justicia, hacinamiento, inseguridad interna provocada por los incendios y las riñas entre los privados de libertad, situación que deriva en lesiones y muertes.
A lo anterior, se suma la carencia de los medios de rehabilitación, el desentendimiento del Estado sobre su responsabilidad con los privados de libertad, la introducción de armas, drogas y licores como parte de la corrupción, los centros de privados de libertad son también escenario de fugas y que la mayor parte de ellas cuentan con la corrupción de los guardias encargados de la seguridad.
Lo anterior indica, dijo Custodio, que “en los centros penales no hay puntos ciegos sino que hay ciegos en los puntos” y por eso la fuga de los privados de libertad.
Una de las preocupaciones del organismo de derechos humano es que el régimen disciplinario, en los centros de privados de libertad, está en manos de algunos internos, situación que ha generado en riñas y dejado como saldo la muerte de decenas de personas.
Sobrepoblación
La población penitenciaria es fluctuante, un día puede disminuir, pero
al otro nuevamente puede aumentar. Hasta el 20 de septiembre recién pasado, las
24 cárceles del país tenían un total de 11,757 privados de libertad. Sin
embargo, según el Comisionado Nacional de Derechos Humanos (Conadeh), el
sistema únicamente tiene capacidad para 8,280 personas.De la población penitenciaria 5,691 internos, equivalente al 48.41 por
ciento, están condenados. Asimismo, 6,066, igual al 51.59 por ciento, están
procesados, o sea en espera de una sentencia. De los sentenciados 5,535 son
hombres y 156 son mujeres. De los procesados 5,808 son hombres y 258 son
mujeres.
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